DESPUES DE LAS LLAMAS
Eran las 7:30 am aproximadamente, cuando el timbre del teléfono me despertó, dormía plascidamente aprovechando el relax de mi día de descanso sin pendientes laborales, como cada miércoles. Esperaba que mi mamá o alguien contestara esa llamada y decidí seguir durmiendo. Hasta que dejó de sonar. Luego volvió otra vez. Me levanté, "qué insistencia, debe ser algo importante" -pensé- y finalmente me levanté a contestar. Mire el identificador de llamadas, era mi hermana, grr... le contesté no muy amablemente ya que ella sabe que los miércoles duermo un poco más tarde,
-Qué quieres!
-¿Ya sabes la mala noticia?
Mil cosas me pasaron por la mente, mi cerebro se puso en alerta preparado para lo peor, pero aun no carburaba mucho, -medio dormida aún-
-¿Que pasó?
-Se quemó Soriana
-No estés jugando por favor, cómo que se quemó?
-Me acaba de hablar Chayo (cuñada del director de un periódico de Delicias) para decírmelo, es verdad, se quemó todo.
Mientras ella hablaba me dirigí al estéreo para poner la radio en cualquier estación, aun incrédula, suponiendo que sólo fuera un incendio leve que pudieron sofocar. Efectivamente, estaban hablando del siniestro... sólo hasta ahí pude empezar a maquinar la noticia, a medio asimilar su magnitud. Nos despedimos y desde ese momento me mantuve pegada a la radio hasta que terminaron todos los noticieros, cuando se extinguío la noticia y dieron paso al resto de la programación, mientras le cambiaba de una estación a otra.
Ese miércoles pasado fue el día de descanso más largo que pude imaginar. Las llamas pusieron fin a una etapa importante de mi realidad, de mi rutina. No puedo escribir lúcida y fluídamente como quisiera. El incendio del martes por la noche en el centro comercial donde trabajo, donde paso más de la mitad de mi vida -sin considerar el tiempo que estoy durmiendo-, mi segunda casa (como lo suele ser el trabajo de uno); ese incendio, terminó prácticamente con todo.
El techo se colapsó, escombro, cenizas, humo y desolación imperaron en el lugar, que antes del miércoles era el único y más importante centro comercial de Cd. Delicias. El siniestro parió fierros retorcidos, trozos de muro, techo y la más profunda insertidumbre, tristeza e incredulidad.
Hasta el martes 14 que terminé mi jornada laboral en medio de una gran actividad, el estacionamiento repleto de gente, donde permanecí unos minutos para esperar que saliera mi hermana y me diera un aventón. Un "martes de Canasta" y día de quincena, además, en donde convergen tantas y tantas personas, un día como tantos otros, quién lo hubiera imaginado, sería el último día que lo miraría así. El gran ser vivo que pudo ser el centro comercial sucumbió ante las llamas esa noche, muriendo sin remedio, poniendo fin a 18 años de vida, que fue abierto al público un 20 de noviembre de 1987 y hasta el día de antier. Todo acabó.
A las 10:15 pm aproximadamente, en que se preparaban para cerrar puertas y terminar el día (yo ya estaba en mi casa), se percataron de la salida de humo por el lado de las bodegas del departamento de Apartados, justo en el lugar donde se ubica el módulo de atención donde trabajo, en el área de Electrodomésticos. Evacuaron al personal y clientes, mientras revisaban qué estaba pasando. Para las 11pm las lenguas de humo presagiaban lo peor. A la media noche el fuego era incontrolable. Los bomberos paliaban el fuego sin descanso, teniendo que pedir refuerzos de las ciudades hermanas, bomberos de Saucillo, Camargo, Chihuahua, Meoqui y de tres compañías particulares acudieron a la llamada de apoyo a Cd. Delicias. Almas sobraban para ayudar, pero el vigor de las flamas se imponía cual vivo infierno, sumiendo en el suplicio a todos los presentes, y los bomberos que no se daban abasto con el agua.
La noche, el fuerte viento que no cedía, el reloj, los peores enemigos, y aliados de aquel voraz incendio que ahora marca el antes y el después en la historia local, pero sobre todo en las vidas de más de dos centenares de trabajadores que le inyectábamos la esencia de lo que era Soriana Delicias. Además de los empleados indirectos e informales, que son otro buen.
No hay idea de hasta qué punto puede afectar incluso, a la gente que no es empleada o dependiente de ahí, tomando en cuenta que es el único centro comercial -grande al menos- de una ciudad. Consternación, tristesa, ansias, impotencia lo sienten en mayor o menor grado todos los deliciencies, y toda la region centro sur del estado, desde Camargo hasta Cárdenas, desde Meoqui hasta Rosales, y puntos intermedios. En todas las ciudades hay incendios, fuertes; claro que Delicias -población de poco más de 100,000 hab.- no es la excepción. De los que conozco sé que hace mucho se quemó la empresa Esasa y una fábrica de muebles, y un cine (abandonado me parece), pero nunca se había quemado aquí un lugar al que diario convergían tantas personas, por negocio o placer. No se si me explique, haría falta vivir esta realidad. Soriana era (como lo es este tipo de tiendas) un ícono de homogeneidad, un esbozo presumible de democracia, un lugar lejano al clasismo y al racismo, una oda a la diversidad, una condena a la estratificación social.
Hay lugares donde sólo se ve cierto tipo de gente, pero en un centro comercial (que no haya sido creado con otro fin) puedes ver a pobres y a ricos, a poderosos y a desvalidos, a grandes, a chicos... en fin, todos, todos eran iguales, al menos por un momento, y teniendo el mismo objetivo comun, comprar, buscar, aprovechar, husmear... políticos, créidos, indígenas, homosexuales, gente con capacidades diferentes, vaya qué puedo yo decir. Nunca lo había analizado de esa manera.
Pero que se queme un lugar, que amén de los empleos y de la vena económica que representa para la ciudad, suponga una globalización que se antoja arquetípica, no es sólo un desastre económico y moral, sino un catalizador que impulsa cambios drásticos en la vida de los habitantes de Delicias.
Pero nada ni nadie es indispensable y el ser humano se adapta rápido. Todo puede suceder, nada ni nadie es para siempre. El ciclo natural provoca y corrige su mecanismo vital, como un engrane reparador.
"Sólo pérdidas materiales", claro... pudo ser peor. Pero reducirlo a materia es minimizar el cambio drástico que por lo pronto se fermenta, de cada uno de los que estamos involucrados. Para bien o para mal, despues de todo dicen por ahí que el fuego purifica, y debe serlo en alguna medida porque provoca, transforma, mueve, impulsa, acaba, comienza, mata, enjendra.
Era más que materia lo que se quemó, era un mostruo silencioso con vida propia que nos acogía y nos daba algo más que piso y techo.
Claro, conservaremos nuestro empleo, pero lo haremos en la ciudad de Chihuahua. Muchos renunciarán. El nuevo tren les será pesado. Por lo pronto mi jornada comenzará a las 5 de la mañana, tomaré el camión aquí en Saucillo a las 6 rumbo al lugar donde antes estaba Soriana, ya que de ahí partiran varios camiones a la cd de Chihuahua, a las 6:45am, para llegar alla a las 8. De 8 am a 4 pm, para repetir el viaje, pero en reversa, de Chihuahua a Delicias, de Delicias aquí, calculo estaré en mi casa a las 7pm o antes, recorreremos 100 km de ida, 200 en total, diario. De las 8 sucursales que hay en la capital, aun no sé a donde me enviarán, ayer aun fue un día de inactividad para mi, no se había concretado todavía lo del transporte, ya que mi compañera y yo no somos empleadas directas de soriana, si bien trabajamos ahí. Somos de General Electric capital bank, division grupo financiero, quien ofrece y promueve una tarjeta de crédito exclusiva para clientes de Soriana.
Ese miércoles 15 de marzo, fue pesado, largo, denso, igualmente lo fue ayer jueves y parte de hoy, en que me avisaron que ya estaba concretado el transporte. La insertidumbre es una cosa horrible. Mi jefa, que esta en la cd. de Chihuahua, ya estaba enterada, pero no daba señas de vida hasta que nos llamó y nos dijo simplemente que nos presentáramos el jueves en Chihuahua (casi casi muy peinadas y con la cara lavada como si nada). Le dije espérame tantito, no tengo dinero para ir a Chihuahua, ni dónde quedarme allá, debes entender eso.
-Alejandro (supervisor regional) me dijo que les informara que si la tienda está quemada pues que se presenten mañana a laborar aquí, que simplemente tenían que venirse a trabajar para acá.
-Alejandro no es un ser humano Azucena, no me extraña nada la frialdad en su reaccion, dile que allá estaremos mientras nos manda para los viáticos, estamos concientes que nos tenemos que ir para allá, ya sea quedarnos o ir y venir, pero no es tan fácil. El martes nos pagan, sólo entonces nos podemos mover, dícelo.
-Ok entonces déjame ver que puedo arreglar y más tarde te hablo, ok.
-Ok nos vemos.
Luego de esta conversación, la horrible insertidumbre me volvió a hacer presa. Ya sabía que por lo pronto conservaría mi trabajo, pero no sabía -y hasta hace poco que apenas lo se-, de qué manera. Ese día no fuí al lugar del siniestro, no tenía caso, esperé hasta el jueves para ir a la reunión de empleados donde se decidiría cómo le iban a hacer, y en base a eso, qué onda con nosotros, nuestra empresa no está aquí y literalmente nos quedamos "chiflando en la loma". Ayer le mandé un mensaje a mi jefa, fui bastante franca y le expresé cómo me sentía, le dije que nosotros no teníamos para donde correr, que no eramos de ningun lado, que estabamos en una situacion extraña de no pertenecer, ya que aun no nos podían confirmar si usaríamos el transporte de soriana para estar en chihuahua, en el horario del resto del personal, de 8 a 4. Todavía hoy, hasta las 6pm, ni el teléfono ni el celular sonaban, y yo no sabía qué onda. Pero a las 6 me habló mi compañera para decirme que ya había luz verde, que nos iríamos mañana para estar de 8 a 4 allá.
Todo esto me enseña que a veces nos equivocamos en el sentido de permanencia de las cosas, nada es indestructible, si se undió el titánic, si se cayeron las torres gemelas, cualquier lugar, cualquier cosa, cualquier persona, es vulnerable y nos recuerda sutilmente, la frágil levedad se seres humanos que poseemos, un día estás, al otro no estás. Cuando nos vamos, no nos llevamos nada con nosotros, cuando perdemos algo material, la resignacion es nuestra única aliada, ante lo inevitable; qué somos los seres humanos sino materia también, aunque tengamos un alma que impregna nuestras moléculas. Finalmente como dice una frase en la biblia: "sólo por tus obras se te reconocerá".
Cuando nos vayamos, solo el recuerdo de nuestras obras puede dar sentido a seres y objetos, solo el recuerdo es lo más parecido a la inmortalidad, al instinto perenne.
Veremos como pinta el nuevo panorama mañana en Chihuahua, por lo pronto este fue el relato del incendio que acabó con una rutina de más de dos años en mi caso.
Gracias a todos por sus comentarios previos, Rachisa, estoy bien muchas gracias. Luego vuelvo al blog para contestar los comentarios que me han dejado en otros post. Por lo pronto estoy cansada, mañana será un nuevo y diferente día... mañana, vuelvo a empezar.
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